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Yo Te Diré: 15 años del disco de My Chemical Romance que más me marcó

11 . 06 . 2019, 4:22 pm

Mentiría si dijera que no existe un disco que me haya marcado en la vida y siempre que me lo cuestionaba, no lograba dar con él. El pasado 8 de junio el Three Cheers for Sweet Revenge de My Chemical Romance, cumplió nada más ni nada menos que 15 años. Fue en el 2004 cuando […]

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Mentiría si dijera que no existe un disco que me haya marcado en la vida y siempre que me lo cuestionaba, no lograba dar con él. El pasado 8 de junio el Three Cheers for Sweet Revenge de My Chemical Romance, cumplió nada más ni nada menos que 15 años. Fue en el 2004 cuando esta banda gringa de 5 jovencitos medios chascones, vestidos de negro y con delineador comenzaron a sonar en las radios y canales de televisión que en esa época sí pasaban videos musicales. Este ha sido uno de los discos que me marcaron en la vida, ya no cabe duda, y les contaré un poco por qué. 

Era 2005, yo iba en primero medio y ese fue uno de mis años más difíciles y extraños de toda mi vida en el colegio, no en lo académico,  sino en lo social. Jamás me sentí parte de ese grupo de niñas que ya pinchaban con los niños, jamás me sentí parte de los que escuchaban reggaeton  y les encantaban las fiestas. Jamás fui sociable, siempre fui tímida y siempre, pero siempre, hasta mis últimos días de cuarto medio, fui parte del grupo inadaptado del curso. Entonces, siendo así, era obvio que mis primeras aproximaciones a escuchar discos enteros e identificarme con ellos iba a ser más hacia el lado oscuro de las fuerzas musicales. También influyeron los gustos de mis primos que usaban las zapatillas DC con lengua ancha, andaban en skate y escuchaban Blink-182.  

Pero, vamos a las canciones. Era la primera vez que escuchaba un disco con Interludio y fue así como este pedacito de música entre canción y canción se convertiría en una de mis partes favoritas del disco. Ahora, ‘Helena‘ puede que sea la canción que más escuché en esa época, y cuando la escucho hoy, todavía me evoca todo eso que me hacía sentir en ese tiempo. Pasa que en abril del 2005 falleció mi abuelo y era también la primera vez que mi relación con la muerte y todo lo que ello conlleva se hacía mucho más cercana y real, porque ya estaba en una etapa en la que no me daba lo mismo, las cosas no eran un juego, ya no era todo chacota. Todo se empezó a volver más serio, no entendía muchas cosas, pero al mismo tiempo comenzaba a comprender otras y fueron estas canciones las que me acompañaron más que nadie. 

Con esa mente que empezaba a adentrarse de a poco en el Emo, me fui metiendo en toda esta estética media oscura, darks, casi gótica. El video de ‘Helena’ en ese tiempo yo lo encontraba espectacular, el cementerio, el otoño, la pena y el llanto, comenzaron a ser conceptos que me gustaban, me atraían y me hacían sentir más cercana a esas imágenes que veía en los videos de MTV, porque al mismo tiempo eran cosas que vivía realmente. Como en ese tiempo el acceso al internet y las tecnologías era más difícil, yo iba conociendo las canciones a medida que salían los videos en la tele.  

Aquellos momentos vívidos en los que este disco me acompañó llegaron con mi primer computador sin internet, pero con juegos bacanes como el Unreal Tournament. Podía pasar tardes enteras jugando a matar gente a diestra y siniestra mientas escuchaba a My Chemical Romance. Así pasé gran parte de mis días de adolescente y ahora que lo pienso era un poco extraño, pero en ese tiempo nadie lo vio así, mucho menos yo.  Más tarde no recuerdo cómo, pude descargar el disco y recuerdo que imprimía las letras con una tipografía muy ad hoc, para aprendérmelas.

Algo así era el parche, no recuerdo bien jeje

Mis favoritas siempre fueron ‘Thank you for the Venom’, ‘Cemetery Drive’ y ‘It’s Not a Fashion Statement, It’s a Deathwish’, aparte de las más populares. Leía las letras, las traducía en google y me imaginaba todo como una película de Tim Burton. Me vestía de negro, me delineaba los ojos con un lápiz rojo que obvio era para los labios. Compraba los posters en la feria de los sábados en la noche y nunca me olvidaré de un parche de MCR con una pistola que le pegué a un polerón negro. Es cuático darme cuenta que todo eso fue, lo hice y lo sentí porque yo le elegí, no porque me juzgaran por algo o me apartaran los demás. Yo misma siempre me aparté y me sentí distinta y ahora creo entender por qué. 

Recuerdo que mi hermano, quien me siguió fielmente en estos pasos emo, ponía ‘The Ghost of you’ a todo chancho y a mi mamá le gustaba. Cuando salió el video de ‘I’m not okay (I promise)’ como que me volví loca, porque era demasiado adolescente y me encantaba. Ahí empezó también esa etapa de amor por Good Charlotte, Simple plan, Fall out boy y Thirty Seconds to Mars y ya sabemos, todas esas bandas con el pelo pal lao’.  Más tarde llegó el mp3 y solo me cabían 30 canciones en mi reproductor de 128 mb., así que tenía un compilado de las favoritas y después muchas de PXNDX, que todos decían que eran copia de MCR ¿se acuerdan? Siempre fue verdad igual. 

Los siguientes discos como el The Black Parade no me engancharon tanto, quizás porque empezaron a ser mucho más estéticos y algo pasó que las canciones no me encantaron del todo. O quizás yo también, junto con ellos empecé a evolucionar, no recuerdo bien. Ya han pasado 15 años de todo esto y encuentro que es harto, pero también siento como si hubiese sido ayer. Me gustaría mucho volver a esa época, pero me alegra saber que hoy, en junio del 2019 mientras viajo en la micro camino a mi trabajo, estas canciones siguen siendo parte de mí y las abrazo aún más después de todo lo que ha pasado. Porque este disco es muerte, es oscuridad, es tristeza y es todo lo que nunca he dejado de sentir. 

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