Fui a ver a J Balvin y valió la pena
31 . 07 . 2018, 8:55 pm
El 28 de julio, tocó el reggaetonero colombiano J Balvin en el Movistar Arena como parte de su tour Vibras. El cybermonday me apañó y pude comprar la entrada un poco más barata. De todas formas, de tribuna a cancha vip, yo creo que todos los que asistimos, podemos estar de acuerdo en algo: valió […]
El 28 de julio, tocó el reggaetonero colombiano J Balvin en el Movistar Arena como parte de su tour Vibras. El cybermonday me apañó y pude comprar la entrada un poco más barata. De todas formas, de tribuna a cancha vip, yo creo que todos los que asistimos, podemos estar de acuerdo en algo: valió la pena.
No estaba seguro de cómo lo iba a pasar en un concierto sentado en Platea, nunca lo había hecho. Soy fiel a Cancha, siempre. En Rojas Magallanes o en el Nacional (pa qué miento, si nunca he ido al Nacional). Pero tenía que probar, así, además, podía disfrutar el desplante escénico de J.
Me junté con el Victor en la esquina de mi casa, que también es su esquina, pero pal otro lado. Pasé a una panadería a comprarme un mendocino, que es una galleta con manjar y chocolate arriba. Me lo merezco, dije. No sé si sea tan así, pero filo, siempre me lo merezco. Mi amigo -y profesor de reggaetón- me fue contando de sus andanzas todo el viaje en metro. De La Cisterna a Parque O’Higgins escuché posibles setlists.
Llegamos tranquilos -como nunca- y con tiempo de sobra a los asientos. Puerta 13, fila N, asientos 408 y 409. “Ojalá toque ‘Peligrosa’ y ‘Brillo’… y ‘En mí’. Sí o sí va a tocar ‘Ambiente'”, le comenté. “Síiiii, esas hay que grabarlas, igual que ‘Sigo Extrañándote’ y el intro”, dijo.
Estuvimos esperando más o menos una hora sentados, hasta que, al ritmo de ‘Despacito’ de Daddy Yankee y Luis Fonsi, comenzó la cuenta regresiva auspiciada por Tag Hueuer. 3, 2, 1: Carla Morrison salía de los parlantes con su colaboración en ‘Vibras’. El recinto completo se puso de pie, como si estuviésemos en misa. Mientras sonaba el primer tema del disco -que lleva el mismo nombre-, José saludó sin pisar aún el escenario. La canción avanzó hasta que se confundió con el pegajoso y característico ritmo de ‘Mi Gente’. Ahí sí que vimos a J Balvin.
Con un outfit bien colorido, tal como la personalidad del cantante, de zapatillas Nike naranja (a tono con el álbum), un pantalón de buzo y un polerón blanco lleno de dibujos y rayas que armaban un amalgama digna de estar en el MAC y un micrófono verdeamarillorojo, el colombiano le dio play al carrete sabatino con ayuda de sus cuatro bailarines hombres y la batería, el teclado y el bajo que acompañaban las bases que DJ Pope controlaba para que el treintañero cantara.
Lo que más me gustó, aparte del setlist, fue la interacción del cantante con el público. Su público. No sólo los saludó, les agradeció por estar esa fría noche en el recinto capitalino. Jugó con ellos a qué lado del Movistar cantaba más fuerte los coros de ‘No es Justo’ y ‘Ambiente’. J les preguntó qué canciones del disco querían oír, si ‘Peligrosa’, ‘Cuando tú quieras’ o ‘Brillo’ e hizo caso a sus respuestas.
Incluso, como varios recordarán, hizo que un pequeño, un niño de corta edad, subiera al escenario con él y los bailarines a mostrar sus pasos al son de ‘X’. Gastón se llevó las miradas y los aplausos de un Movistar casi repleto. Lo imaginé diciendo “mirá de quién te burlaste”, pero, espero, sea tan sencillo como el mismo J Balvin, quien también se dio el lujo de bromear con las personas que lograba identificar. “A ese que tiene la bandera de Chile, la de Colombia, a esa con el cartel que dice ‘cásate conmigo’: no te lo recomiendo…”.
El Víctor piensa que ‘Peligrosa’, con Wisin y Yandel, es el mejor tema del disco. Yo estoy de acuerdo, o sea, junto con ‘Brillo’ (con Rosalía) y ‘En Mí’, pero cómo lo voy a culpar si a-m-a al dúo de la historia. Me dijo que el próximo año parten su tour mundial “Como Antes”.
Yo vi a J Balvin el año pasado, cuando hizo un concierto junto a Nicky, uno de sus grandes amigos. Estuvo bacán, muy bacán. Disfruté a concho cada uno de los temas, por muy nuevos o muy viejos que fueran. Pero, de todas formas, me quedo con esta noche. El recuerdo de estar con mi mejor amigo -que conozco hace más de quince años- esperando ansiosos el comienzo, estar cantando a todo pulmón y emocionarnos como cuando éramos chicos y ganamos el campeonato de baby en el colegio, ni cagando tiene precio. Si antes sus shows eran geniales, ahora son espectaculares.
* Fotos por Francisco Guerra Galaz.