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Una vida con Sandro

14 . 05 . 2018, 9:45 pm

Ayer fue el día de la madre, ese invento comercial que, por más que odien, igual caemos en celebrar. Mi mamá es fan de Sandro desde que tengo recuerdo. Gracias a ella puedo payasear en los carretes con ‘Rosa, Rosa’ y los frenéticos bailes que el argentino hacía sobre el escenario. Ni Gitano ni Sandro, […]

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Ayer fue el día de la madre, ese invento comercial que, por más que odien, igual caemos en celebrar. Mi mamá es fan de Sandro desde que tengo recuerdo. Gracias a ella puedo payasear en los carretes con ‘Rosa, Rosa’ y los frenéticos bailes que el argentino hacía sobre el escenario.

Ni Gitano ni Sandro, su nombre era Roberto Sánchez y le decían el Elvis Argentino. Nació en Buenos Aires el mismo año que terminó la Segunda Guerra Mundial, 1945. Sus padres, ambos españoles, querían ponerle Sandro de nombre, pero las autoridades de ese entonces no los dejaron. Ahora hay plazas, una serie televisiva y un montón de homenajes musicales con su nombre. Sánchez tenía ascendencia húngara por parte de su abuelo paterno, quien supuestamente perteneció al pueblo Rom, o sea, al pueblo gitano cuando llegó a España. Esa identidad la adoptó el cantante al acoger como sobrenombre “Gitano”.

El argentino partió de a poquito con reversiones en español de canciones del rock antiguo: Los Beatles, Elvis, Paul Anka, los Rolling Stones y varios más, incluso de latinoamericanos. Siguió cantando y haciendo apariciones en festivales, como el Festival Buenos Aires de la Canción y el de Viña en 1968, en ambos ganó y adquirió reconocimiento en la región. Al mismo tiempo, actuaba en películas y telenovelas. Así sus “nenas”, las fanáticas de Sandro que solían arrojar su ropa interior al rockero mientras cantaba, ya no tenían que esperar a su próximo concierto, podían verlo por la tele en sus hogares. El Gitano realizó 16 películas y vendió, por lo menos, 8 millones de copias de sus más de cincuenta álbumes.

Es conocida la adicción que tenía el bonaerense por el tabaco. Su muerte, a los 64 años, fue causado por un shock séptico sufrido a 45 días de un doble transplante de pulmón y corazón, según consignó Emol.cl el 5 de enero de 2010. Sandro de América sufría, desde 1998, de un enfisema pulmonar, lo que provocaba su evidente dificultad para respirar.

No quiero que me lloren cuando me vaya a la eternidad, quiero que me recuerden como la misma felicidad.

Esa semana yo estaba de vacaciones en Algarrobo con mi hermano y mi mamá. Mentiría si dijera que me acuerdo de todo con lujo de detalle, tenía once años. Lo que sí recuerdo es que en Canal 13 dieron muchísimas películas donde él trabajó. Las vi con mi mamá, porque a veces nos daba flojera bajar a la playa.

La Normi, mi mai, siempre canta ‘Rosa, Rosa’ -así que sí, me la sé… Y NO, NO DICE “LA MARAVILLOSA”, ES “TAN MARAVILLOSA, COMO BLANCA DIOSA”, ES LÓGICO- cuando suena en la radio o alguien recuerda a “El Ídolo de América”. Creo que esa es su favorita. La mía es ‘Una muchacha y una guitarra” porque, obvio, es bien guitarreá.

No sé si lo vio alguna vez en vivo, yo creo que no, porque no era una “nena” ni tenía las moneas pa’ verlo en Viña. Tampoco creo que haya llorado con su muerte. A lo más cantó sus canciones con más fuerza que antes, pero sin sonar mal. Mi mamá canta bien.

Mi mamá no es vieja, pero igual tiene hartos años -56- y aún así sigue siendo una peleadora enojona y molestosa. Obvio que con mi hermano y mi papá la molestamos harto, sobre todo cuando fuma tal como su ídolo, porque es la única de la casa que lo hace y no nos gusta. Cuando chicos, con mi hermano, le escondíamos las cajetillas y los encendedores y creo -mentira, estoy seguro- que una vez botamos una caja completa por el water.

Este día de la mamá, su número 25º, lo pasamos en casa con nuestro perrito y nuestra abuelita (su mamá, otra Norma, otra pesaíta). No importa cuanto tiempo pase o qué tan lejos esté de ella, siempre que vea o escuche a Sandro voy a pensar en mi mamita. Feliz día ayer, hoy y todos los días.

Rosa, Rosa, pide lo que quieras, pero nunca pidas que mi amor se muera. Si algo ha de morir, moriré yo por ti.

 

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