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Festival Sideral IV: una oda a la cultura del Cono Sur

24 . 10 . 2018, 3:30 pm

Fotografías por Sofía Fraile El Festival Sideral y yo somos bien amigos. Me acuerdo que fui a la primera edición que hicieron a principios de 2017, donde el plato fuerte fueron los uruguayos de Carmen Sandiego. Los acompañaron puros números imperdibles de la escena chilena, Niños del Cerro, Chini and the Technicians y los siempre […]

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Fotografías por Sofía Fraile

El Festival Sideral y yo somos bien amigos. Me acuerdo que fui a la primera edición que hicieron a principios de 2017, donde el plato fuerte fueron los uruguayos de Carmen Sandiego. Los acompañaron puros números imperdibles de la escena chilena, Niños del Cerro, Chini and the Technicians y los siempre bacanes de Medio Hermano. Con más experiencia y después de haber llenado el Matucana 100, el colectivo regresó una vez más, en una versión que destacó por la juventud y el compañerismo.

Al entrar pude evidenciar que a eso de las 16 hrs habían más fotógrafos que público, mientras salían al escenario los encargados de abrir el festival, Jiuston. Como había poca gente me senté frente al escenario a disfrutar. Había escuchado el primer EP de la banda y les tenía harta fe a lo que podrían entregar entregar en vivo, y no me decepcionaron. Jiuston tiene un sonido que me cuesta describir. Es crudo, pero al mismo tiempo es dulce, es bailable. El cuarteto se adueñó del escenario principal y me demostró desde el primer momento que este Sideral sería excelente. Mención aparte merece Maca Aguayo que solo con sus tambores hizo que mis pies se moviera en demasía.

Josefina Espejo estrenó el escenario más acústico y sentimentales de la jornada, ubicado a pasos del principal,  y con solo una guitarra de palo la cantautora logró cautivar a todos los presentes. La cantante comentó que parte de lo que quería lograr con su música era “llegar a los corazones de la gente” y no tuvo reparos en mostrar parte de sus influencias musicales, como Benjamín Walker o Diego Lorenzini, que se encontraba sentado mirando la performance. Espejo tuvo el valor y se la jugó con un cover de “Me amas y me dejas” de Sandro, que nos sorprendió a todos. Desde acá le damos el Picnic Award a mejor voz y a mejor cover del festival.

Era el turno de Dan Dan Dero, el primer número internacional en presentarse ese día, los peruanos dieron gala de todo su dream pop. Hasta el momento era el número más movido de la tarde. En general el público se movió mucho, ya había llegado más gente y era entretenido no bailar solo. Se agradece sobre todo el carisma de Valeria, quien entre canción y canción entregaba palabras con mucho sentido del humor, hablaba de sus relaciones amorosas fallidas y una que otra anécdota, volviendo el show personal y entretenido. Presentaron su aclamado primer discoLa gran implosión, se dieron un gustito y cantaron en inglés porque “el idioma no es un impedimento”. 

Frucola Frappé tocó en un formato nuevo, que resultaba entretenido de ver y escuchar. Se nota de lejos que en la banda son súper amigos, y esa energía especial que tienen la logran transmitir al público. Conocí a la banda por youtube hace un tiempo y sus canciones me gustaron desde el día uno. Ellos y una que otra banda por ahí son el recambio de la actual escena chilena. ¿Le estaré poniendo mucho color? no creo. Lo que si es cierto es que, el que haya ido a una tocata de Frucola y no terminó con ganas de comer completos, ¿realmente fue?

Llegaba el turno de uno de los números internacionales que más acumulaban público y expectación, Fede Julen. El uruguayo estuvo acompañado por Niños del Cerro, como banda de soporte, lo que hizo que Julen tuviera un sonido distinto, a ratos más apresurado y fuerte de lo habitual. Fue sin duda uno de los puntos altos de la tarde. Me sorprendió la efervescencia de los fanáticos qué cantaron cada uno de los temas casi por inercia.  Fue un show con varios invitados, Antolín y Juan Celofán se lucieron en el escenario, y finalmente el mosh apareció con un cover de “la mejor banda del mundo “, El Mató. 

El talquino, Diego Lorenzini, era el siguiente en subirse a al escenario Andes. Como ya nos tiene acostumbrados, el cantante utilizó toda su gran calidad vocal y la combinó con su carisma y sus bromas que siempre dinamizan el ambiente. Ver a Diego es como reencontrarse con una música perdida, esa que sabes que sale del corazón. No importa si está cantando de caca, de billetes de luca o de amor, Lorenzini siempre encuentra la forma de que te puedas reflejar dentro de sus canciones, casi como si las hubiera escrito específicamente para ti. Era entretenido escuchar el juego de voces que se armaba entre canción y canción, con un público activo que participaba del show con sus palmas al son de las canciones o cantando derechamente. Los aplausos eran más modestos, no porque el público no quisiera aplaudir, sino porque el Diego sabe cuándo y dónde utilizarlos.

El músico, poeta y dibujante argentino, Antolíncomenzó con sus primeras canciones en un formato totalmente acústico, logrando un silencio impresionante del público, que miraba atento cada movimiento del tímido intérprete. Medio Hermano era la banda de soporte del cantante, quienes entregaron solidez a su presentación, con unos toques más rockeros en la ejecución. El argentino visitó todas sus melodías melancolías, combinando grandes éxitos con los temas de su mas reciente trabajo, Paraíso Cancelado. Devolviéndole el favor, invitó a interpretar una canción a Fede Julen, pero también a Sebastián Weitz, vocalista de la banda porteña Chico Bestiaquienes fueron su banda de apoyo en Valparaíso. Era interesante ver a Antolín con una banda tan enérgica en el escenario como Medio Hermano, la mezcla hicieron que todos los presentes vaciláramos la pena.

Tocaba el turno del plato fuerte, una banda que fue anunciada solo horas antes de la realización del evento, se trataba ni más ni menos que de Tobogán Andaluz. Los argentinos vinieron a entregar justamente lo que a Sideral le estaba faltando hasta ese momento, desenfreno, potencia y sobretodo mucho baile. Qué puedo decir de Tobogán que ya no se sepa, dieron todo en el escenario, el público coreó letra por letra por la casi una hora que duró la performance, y eso siempre resulta chocante de ver. El mosh finalmente se hizo presente de lleno y no hubo nadie que no haya quedado indiferente con la banda. Al igual que sus compañeros internacionales invitaron a tocar a músicos chilenos, entre ellos Juan al Medio y casi terminando el show a Simón Campusano de Niños del Cerro.

Sideral la tenía difícil, después de haber tenido una excelente tercera versión en el Matucana 100 debían al menos mantener el nivel ya visto hace un par de meses. Con un cartel tan diferente lograron continuar con la principal línea de principios del festival,“favorecer al intercambio cultural”, logrando quizás hacerlo mejor que nunca. Entre show y show era posible mirar a los viajeros conversando con sus pares chilenos, consiguiendo hacer una verdadera simbiósis musical y experiencial. Julen paseándose interactuaba con los Niños del Cerro, Frucola Frappé invitaba a Dan Dan Dero a una tocata mientras que a la distancia Felipe Ignorante e Indenadfin se pasaban saludando a medio mundo. Finalmente quedó demostrado que el mundo de la música es una comunidad, donde tu acento u origen no importa, solo el talento.

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