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DDLM: Detrás de las Visuales y el mapping de María José Tapia

10 . 10 . 2018, 11:20 pm

La artista visual talquina, María José Tapia, que se enfoca en video mapping, y que trabaja actualmente con proyectos como Centella, Gianluca y  Amanitas, conversó con PicnicTV y contó cómo se inició en la disciplina, en qué está y qué prepara para el futuro. Un poco tarde llegó a su oficina, que comparte con más […]

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La artista visual talquina, María José Tapia, que se enfoca en video mapping, y que trabaja actualmente con proyectos como Centella, GianlucaAmanitas, conversó con PicnicTV y contó cómo se inició en la disciplina, en qué está y qué prepara para el futuro.

Un poco tarde llegó a su oficina, que comparte con más artistas mediales y algunos arquitectos, porque el bus en el que venía, desde Talca, se quedó en panne. Al entrar a su espacio de trabajo, el blanco que inunda las paredes sólo contrasta con una ilustración de Sade, un equipo de música antiguo, una silla azul y un clóset lleno de materiales. María José Tapia se sentó en cuclillas sobre la silla luego de  enchufar su celular, que no tenía batería porque la acabó mientras el bus estaba detenido, y partió relatando su vínculo con el arte.

Desde que estaba en el jardín, María José pasaba mucho tiempo dibujando, lo que llevó a sus profesoras a decirle a su mamá que debía incentivar esa práctica en su hija. Como a los ocho, comenzó a pintar al óleo porque le parecía que pintar así era mucho más profesional que hacerlo con lápices de palo y su madre, siguiendo el consejo que le habían dado, la ayudó.

Recuerda que siempre pensó en estudiar Arte, aunque a veces se le pasaba por la mente entrar a Diseño de Vestuario, pero de todas formas entró a la carrera en la Portales el 2011, momento en que, dice, se inició de manera más profesional en el área.

El sitio Projection Mapping Central define formalmente al mapping como “la exposición de una imagen sobre una superficie que no es plana o que no es blanca”, y María José llegó a esta rama mientras hacía investigaciones personales y estudiaba en la universidad. “Me puse a hacer video-instalaciones, video-arte, muchas cosas con proyecciones, con televisores, con espejos, con luz en distintos formatos e interviniendo espacios”, recuerda la talquina y explica que de ahí se acercó al video mapping, pero que era algo difícil de acceder porque en Chile no habían cursos y espacios donde aprender a trabajar en esto.

“Me interesaba mucho la identidad de los espacios y cómo estos podían cambiar, cómo también nosotros, nuestro cuerpo, podía cambiar”

Así que se fue a Barcelona, ahí estudió varios cursos intensivos donde aprendió de animación 2D, 3D y video mapping. Al volver, y con las herramientas necesarias, comenzó a “transformar espacios a través de la luz”. Se alejó de lo teórico de la universidad, se desapegó del “formato de galería” y se dedicó a intervenir espacios públicos, buscando que a la gente “la pillara un poco de sorpresa” su trabajo.

La joven artista confiesa que siempre tuvo un acercamiento a la música, “todo lo que hago lo hago con música”, y que siempre quiso acercarse a ese mundo, pero sin hacer música necesariamente sino desde el área que maneja. “Después, cuando me di cuenta que yo podía desarrollar lo que yo sabía en función a ellos, podía ser un gran aporte y pensaba en las posibilidades. Siempre me imaginé que el video mapping podía ser acertado pa eso, me gustaba mucho, e igual siempre lo pensé un poco cómo trabajarlo en un escenario”, reflexiona María José.

Gianluca en Festival Neutral 2018, foto por Valentina Palavecino.

Actualmente trabaja con Centella, Gianluca, Amanitas, Yorka y pronto comenzará, aunque están en conversaciones, a estar junto a Dulce y Agraz para los shows importantes que se le vienen a la penquista, como el lanzamiento, el Estadio Nacional y la Cumbre del Rock. Además está desarrollando un programa piloto para un canal de televisión conducido por Camila Moreno, basado en el Diario Nocturno, donde la cantante entrevista sólo a mujeres que pertenecen al ámbito cultural bajo un estética oscura y donde “pretende hablar con claridad y sin tapujos de temas históricamente tabúes como la menstruación, el aborto, la mujer infiel, el amor salvaje o la relación femenina con la naturaleza”.

“Sería ideal que todos los músicos estuviesen desarrollando una estética formada, los hace un personaje mucho más único dentro de la escena”

Yo creo que hay músicas que dan atmósferas diferentes, hay unas que son muchos más figurativas que otras“. Por ejemplo, cuando la música es más enérgica, es necesario estimular al público, pero en otro casos, como en el Sleeping Concert de Martina Lluvias, el formato visual, al igual que la música, era más meloso y pensado para que la gente se acostara.

María José explica que los músicos no siempre meten la cuchara en su trabajo, ya que depende de cuánto tiempo llevan haciendo cosas con ella y cuánto la conocen. Cuando comienza a trabajar con alguien, conversa y se reúne en torno a ideas, pero después ya no es necesario. “Confían y me lo dejan a mí”, dice, y afirma que lo ideal es que se desliguen de la parte visual para que puedan desarrollarse en la parte de hacer música.

Los distintos shows que vio mientras estudiaba en la capital catalana la sorprendieron, pero el de Radiohead en el Primavera Sound 2016 fue una cuestión donde María José se dio cuenta de la importancia de tener una iluminación y una exposición de imágenes acorde a la estética de la banda. En Chile, dice, no ha visto muchas presentaciones sorprendentes, pero le gustaría que la escena de las visuales creciera. Una de las artistas nacionales con las que sueña mappear es Javiera Mena y de otros lados valora los shows de Björk, Sade y Radiohead, aunque “ellos ya tienen su cuento armado”, pero eso es lo que la atrae, además, claro, de su música.

 

“Recuerdo con cariño esas ganas de querer hacer muchas cosas, pero sin saber cómo se hacían, y hacerlas igual”

Algunos de los trabajos que María José recuerda con mayor cariño eran los que hacía sin saber bien lo que estaba haciendo. Sin tener softwares o las herramientas necesarias, usar cartones para tapar el proyector, por ejemplo, y ganar un concurso y terminar proyectando en la fachada del MAC.

Otra ocasión que la artista guarda con cariño, pero con vergüenza, es de cuando tenía 12 años e invitada por el otrora presidente de la Cámara de Diputados Pablo Lorenzini, expuso 25 pinturas en el Congreso. Cuando chica, dice, todo le daba vergüenza y no disfrutaba el momento, pero con el tiempo, al aprender de arte, teatro y otras disciplinas, se fue desarrollando, dejó de ser tímida y logró tener el discurso “que era necesario”.

Todo fue porque fue seleccionada en un concurso nacional y el diputado Lorenzini (DC) la invitó a exponer en la Cámara. Ella pintaba de forma muy intuitiva y “no era capaz de dimensionarlo”, pero se acuerda que el viaje a Valparaíso con sus compañeros del colegio fue muy entretenido. La selección de pinturas al óleo retrataban, desde su “imaginario infantil” de los nueve u ocho años hasta como los 12 o 14, animales, caballos, paisajes y “fachadas de casas de Talca que estaban a punto de demoler”.

Uno de sus proyectos más propios, además de volver a pintar, es desarrollar un equipo femenino en torno a la iluminación, y lo ve posible, “ojalá”, para el próximo año. La idea es que todas puedan fusionarse y ayudarse en las distintas áreas que trabajen, “tener un colectivo de iluminación”. A la hora de decidir con quién trabajar, María José trata de trabajar con proyectos que le atraen, que le interesan, es decir, que no sean “al lote”, donde hay un equipo formado, donde se preocupan de que pueda trasladarse con sus materiales, ahí se siente cómoda.

 

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