Logo principal Picnic
Menu
Inicio > Entrevistas > Detrás de la música > DDLM: Pía Vargas o cómo ser maestra chasquilla de la música y no morir en el intento

DDLM: Pía Vargas o cómo ser maestra chasquilla de la música y no morir en el intento

13 . 08 . 2018, 1:24 pm

Una pega fundamental para el crecimiento del trabajo de artistas y bandas es la de la difusión, a través de estrategias comunicacionales y la de producción de tocatas. Pía Vargas es una reconocida periodista en estas áreas y hablamos con ella sobre su experiencia, su presente y qué prevé del futuro. Pía, 29, vive de […]

Por

Una pega fundamental para el crecimiento del trabajo de artistas y bandas es la de la difusión, a través de estrategias comunicacionales y la de producción de tocatas. Pía Vargas es una reconocida periodista en estas áreas y hablamos con ella sobre su experiencia, su presente y qué prevé del futuro.

Pía, 29, vive de lo más bien en un departamento muy cómodo cerca del metro U. Católica, pero cuando iba a la universidad tenía que ir de Maipú a Ñuñoa en una travesía diaria difícil de sosportar. La llegada del metro a su comuna le ayudó harto, eso sí.

La ariana (de signo Aries, como Luis Miguel) estudió Periodismo en el ICEI de la Universidad de Chile, pero no entró de una, sino que pasó dos años en Cine y Televisión ahí mismo. Si bien siente que le gustaba la carrera, que aprendía mucho y que estaba muy contenta estudiándola, ella no se veía trabajando en el rubro. De todas formas, aplica a diario lo que aprendió durante esos cuatro semestres y valora la  experiencia del trabajo en equipo que adquirió.

Durante su estadía en la casa de estudios de Macul con Grecia, Pía pasó por la revista Bello Público, por la Radio de la Universidad de Chile y colaboró un tiempo en POTQ.net. Además, fue -y sigue siendo- parte del equipo de lavitrola.cl, hizo su práctica en el sello nacional Quemasucabeza (QSC), donde se quedó trabajando por más de cinco años, y ahora encabeza Club de Amigos, su empresa, si se quiere, de servicios comunicacionales. Hace poco, también, se unió a MUCHACHA, la red de trabajadoras de la música.

La periodista dice no echar de menos escribir o trabajar en medios. Lo primero porque, aunque en la Escuela le iba bien y le gustaba, ha perdido el ritmo, pero al mismo tiempo ha aumentado su experiencia en otras áreas, pero de todas formas afirma que algún día le gustaría producir en radio. Lo segundo porque “de alguna forma cacho que no es para mí”.

(En QSC) Fueron años increíbles… saqué grandes amigos, experiencias, historias… muchas historias, y amigos sobre todo. Con quienes sigo en contacto.

Queen P, como se tiene en su bio de Twitter, recuerda que llegó a Quemasucabeza tras los siete meses que estuvo sin clases por la movilización del 2011, y asegura, con orgullo, que “lo haría todo de nuevo, de hecho, estaría en paro ocho meses”. Al momento de decidir dónde iba a hacer la práctica, contrastó los costos y beneficios de hacerla en el sello de Gepe y Pedropiedra y trabajar a lo largo del año y “estar pa la cagá”, pero decidió en “medio minuto”, enviar su currículum y probar suerte. Y ya sabemos cómo le fue.

Mientras tomaba tecito con la taza de Gepe que su mamá le compró pa’l concierto en el Movistar Arena, Pía me contaba que en los cinco años y medio que estuvo en el sello, hizo amistades que aún mantiene, que el ambiente entre los miembros del equipo era bacán y que, mirando en retrospectiva, no entiende cómo podían huevear tanto y trabajar al mismo tiempo. La periodista pudo viajar a distintas ciudades,  como a México para el Neutral, hacer distintas pegas y nutrirse de la experiencia que la gran cantidad de gente que conoció durante ese proceso le compartió.

Sin embargo, después de un rato, decidió tomar sus cosas e irse de la casa discográfica que también tiene entre sus filas a Prehistöricos y Niños del Cerro. Las razones de mayor peso tienen que ver con el desarrollo personal propio de Pía, el desgaste y con cómo se sentía en relación al labor que hacía dentro de Quemasú: “Llega un momento, que yo siento que a todos nos pasa, en que uno va sintiendo que ya no puede aportar más. Que ya no eri necesario, que las dinámicas de la pega van cambiando, y como que no hay un lugar para ti”.

“Con toda la cantidad de años que llevaba, ya me estaba estancando, ¿cachai? Yo y mis labores dentro del sello. […] De repente tus aspiraciones van cambiando y, si tú sientes y ves que ya no hacís falta, está bueno pensar ‘¿Qué estoy haciendo acá?'”

Tras dejar el sello -que este 2018 cumple veinte años-, Pía creó Club de Amigos como algo en lo que trabajaría mientras conseguía una pega estable. Al fin y al cabo, CDA era sólo un nombre bajo el que podía moverse entre pitutos. Pero, con el paso del tiempo, el Club se afianzó y terminó siendo su trabajo definitivo. La santiaguina afirma, a casi un año de independizarse, que “no quiero tener jefe nunca más en la vida”.

La fundadora de Club de Amigos se siente “agradecida y bendecida de tener algo que no mucha gente tiene. Estoy llevando mi proyecto, puedo vivir sola, tengo pa’ comer todos los días”, a pesar de los cambios que ha tenido su vida debido a la adopción de esta forma de trabajo. “Créeme que los primeros tres, cuatro meses me pasaba que era fin de mes y ‘ya, ¡mi sueld-no!’… La plata te puede llegar en cualquier momento o puede no llegar”, confiesa.

Si bien no puede planear mucho lo que pasará en el futuro con el CDA, sí proyecta la continuidad del Club y revela que le gustaría trabajar con artistas más grandes, en producciones mayores, o en distintos frentes de la cultura, como la comedia o en festivales. Pía es clara en decir que ella se considera como una “maestra chasquilla de la música”, ella puede acompañar al artista en un meet and greet, en el backstage, como prensa. “No se me cae la corona si tengo que servir un catering”, dice Queen P.

Suele ocurrir que el trabajo de gestión se relaciona a las mujeres y el de la producción técnica a los hombres y para Pía esto se da porque aún se opera en base a estereotipos.  “La pega técnica se asocia a los hombres porque la asociamos a la fuerza física, cargar, montar, poner equipos. Y por el otro lado de estas ideas preconcebidas, en la pega de gestión operan las habilidades blandas, que se asocian a nosotras las mujeres”, reflexiona.

La pretensión más importante de Pía en el CDA, es que siga siendo considerada, que siga vigente. No pretende tener plata para arrendar su propia oficina o tener merch del Club, la periodista está bien trabajando desde su casa, yendo a reuniones con su tarjeta, su timbre y siendo modesta, al final.

“Esa cuestión de que una es ‘mamánager’, una es maternal, una es simpática, una es bonita, (…) que una vela por los músicos. Una contiene. Eso es lo que opera”

La periodista ha vivido visto en muchas ocasiones cómo entre técnicos hombres, el del local y el de la banda, compiten por quién sabe más y cómo se rehúsan a ceder en los desacuerdos que tienen. “Tú cachai que los men apañándose en todo, pero no en ese mundillo que no opera la solidaridad a toda prueba, que tienen hasta en las cosas más indefendibles, imagínate lo que es para una mujer meterse en ese mundo. Para mí ellas son las más admiradas, la Caro (Pérez), la Vicky Cordero, la Felicia (Morales), y siento que se me va alguien más…”

La red de trabajadoras de la música, MUCHACHA, tiene entre sus filas a nuestra protagonista y, en compañía de docenas de discos y libros que se apilan en los estantes y muebles de su living, nos cuenta que lo hizo porque cree mucho en “organizar la rabia”, en movilizarse y apoyar las causas en las que ella cree. Sobre todo después de que se “destapara la olla” de los abusos y la violencia que ocurría dentro del movimiento musical independiente en Chile con una gran cantidad de bandas, solistas y amistades relacionadas.

“Yo lo hice para cortar la impunidad. (…) Yo sentí en mis manos la posibilidad de que se supiera”.

La misma Pía fue partícipe de la denuncia en el reportaje publicado por POTQ a finales del año 2017, hoy, a más de ocho meses, relata que el proceso posterior a ver publicado su testimonio fue horrible. No podía creer que lo había hecho, que había hablado, se estaba yendo a un hoyo. De todas formas, afirma con seguridad que “siempre tuve la certeza de que había hecho lo correcto” y que, al hacerlo, recordó episodios violentos que había vivido, pero no tenía en mente al momento de hablar.

Con el paso de los días, eso sí, comenzó a sentirse mejor, estaba peleando contra la impunidad. Entendía, también, que la finalización de algunos proyectos fuera algo difícil o triste, pero explica la solución de manera muy simple: “Si tú tocai batería, ándate a tocar con gente que no abuse. No es el fin del mundo”. Pía, al final, reconoce que se siente liviana, más segura y agradece el haber creado lazos, tras hacer la denuncia, con mujeres que han pasado por situaciones similares.

En un principio, se unió a la Red ofreciendo ayuda para lo que fuera, encargarse de redes sociales, enviar mails o lo que se necesitase. Ahora, después de varias reuniones, Pía dice que, dependiendo del proyecto que MUCHACHA tenga en frente, se encarga de una parte específica del trabajo y así trata de levantar las ideas que la Red tenga.

Actualmente, el grupo está trabajando para crear un “Protocolo Contra el Acoso y la Violencia en Conciertos”, primero, en la redacción y luego en la difusión del mismo. La idea es llegar a los productores más chicos y a los más grandes, capacitarlos en pos de que entiendan el acoso y la violencia como un tema de seguridad. Así ellos podrán garantizarlo al público. “Que se hagan responsables de esto, es un problema que pasa y sepan qué ofrecer. Si se te acerca alguien, saber cómo la oriento, cómo la contengo a esta persona”.

La periodista dice que el proyecto va hacia los dos lados: “Que el público entienda que está dentro de sus derechos” y que conozcan estos mismos. “Qué tengo que pedir, a qué tengo derecho: a pedir que me cambien de lugar, a pedir que echen a la persona que me acosó, una serie de cosas”, agrega.

“Está en mi derecho ir a un concierto (…) y que no me violenten, que no me toqueteen, mientras disfruto del espectáculo”

Durante el primer semestre de este año, brotó una fuerte movilización feminista en distintos recintos educacionales a lo largo de todo el país. Universidades y liceos se abanderaban en contra de la educación sexista, de la impunidad de los abusadores y de las lógicas machistas que reproduce el sistema educativo en Chile. Al compararlo con el movimiento estudiantil que vivió Pía el 2011, siendo estudiante universitaria, se da cuenta que estos temas no se tomaban en cuenta. Las demandas de ese entonces no consideraban que, para las alumnas, ejercer su derecho de ir a clases, ir a estudiar, era peligroso.

La periodista “apoya y celebra que esto sea tema” y hace un llamado a salir del colegio mental, como parafraseó a Oscar Contardo, porque tal como ocurría en el colegio, “si tú te mandabas una cagá, te echaban. ¿Qué hacer para que no te echen? No mandarte cagás. Listo”. Apoya la idea de crear oficinas encargadas de regular los protocolos, las normativas y los reglamentos en las instituciones, para así educar, porque, según ella, “todo empieza y termina en la educación”.

Hablando de educación, no podemos dejar pasar el tópico Jorge González en la vida de Pía. La tesis que hizo para optar al título de Periodista es sobre él, a quien define como uno de los compositores más importantes del país, junto a Victor Jara y Violeta Parra, que son la “Santísima Trinidad”. Para ella, el otrora vocalista de Los Prisioneros, “vive en el alma de Chile” y es su ídolo y “la razón por la cual estoy trabajo en la música”. Pía cree que si no fuera por la pega que ellos hicieron, hoy no habría una escena pop y que “se lo debemos todo a Jorge González y Los Prisioneros”.

* Foto de portada por Rosario Oddó.

 

Te puede interesar

Etiquetas

Lo último