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Detrás de la música: Valentina Palavecino, una poliamorosa del arte

23 . 06 . 2019, 7:19 pm

Conversamos con la mujer detrás del lente que captura los mejores momentos de artistas nacionales, sus conciertos y festivales. “La Valpa” ha hecho de todo en la fotografía y aquí nos cuenta un poco más sobre su corta pero intensa trayectoria. Para Valentina Palavecino, la joven fotógrafa de 21 años, que se ha hecho un […]

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Conversamos con la mujer detrás del lente que captura los mejores momentos de artistas nacionales, sus conciertos y festivales. “La Valpa” ha hecho de todo en la fotografía y aquí nos cuenta un poco más sobre su corta pero intensa trayectoria.

Para Valentina Palavecino, la joven fotógrafa de 21 años, que se ha hecho un espacio fuerte en en la escena musical chilena, todo parte casi como un acto de rebeldía. Estudió fotografía en el Instituto Arcos y egresó el 2018, aunque su mamá en algún momento pensó que su pasión por este arte era solo una etapa.

Cuenta que en un momento pensó que el año pasado no haría grandes cosas justo al terminar la carrera, sin embargo llegaron sorpresas.  “Fue un año en el que explotaron muchas cosas, muchas oportunidades, muchos caminos nuevos, se abrieron muchas puertas y entré a todas”, comenta. Además estudió un diplomado de Diseño Editorial, el cual potenció su lado más creativo y la ayudó a adquirir herramientas para las ideas y proyectos que siempre andan dando vueltas en su cabeza.

“En mi casa siempre hubo cámaras, las cámaras normales, pero nadie era muy artista. Nos gustó siempre la música, todos mis recuerdos tienen siempre una música de fondo”, comenta. Valentina nos cuenta que aún estando en el colegio, mientras trabajaba de promotora, en un evento conoció al fotógrafo que más tarde la llevaría a descubrir este mundo. “Empezamos a salir y él tenía muchas cámaras en su casa, entonces en las salidas el me prestaba sus cámaras y me encantaba. Él era muy busquilla y vivía super lejos en donde habían escenarios super bonitos, al final transitar con él me hizo salir de mi área de confort y de lo que siempre miraba, eso me llevó a mirar cosas distintas y fue lo que hizo hincapié en mí para meterme en la fotografía”, explica.

Fotografía y música

Cuando todavía el sacar fotos era una especie de hobbie, uno de los lugares recurrentes donde llegaba y sacaba su cámara de la cartera, eran las tocatas. Así, de a poco y sin pretensión alguna más que la del desafío de fotografiar en un lugar en el que no se controlan un montón de cosas, Valentina fue ganando experiencia mirando y practicando en la trinchera, donde las papas queman.

“Al armarme un portafolio comienzo a darme cuenta que esto era una pega”, recuerda. Parte el año 2016 y comienza trabajando para Solo Artistas Chilenos, luego de que en otros lugares las respuestas para las acreditaciones siempre eran un no. Actualmente ha trabajado no solo codo a codo con artistas importante de la música chilena, sino que además ha hecho foto fija y dirección de foto en videoclips como Mi chica favorita de Fanny Leona, Lucifer y Sismo de Gianluca.

Pero llegar a esto no se le dio en bandeja. Valentina Palavecino se caracteriza por ser una artista que busca, se mete y no pierde oportunidad alguna de estar ahí, de llamar la atención con sus fotos y ser reconocida por los artistas. Concluye que “en las propuestas está todo. Si uno se quedara en la casa no pasaría nada, pero si uno es puntuda o se inventa el momento, va a suceder”.  

Hoy en día, ella misma dice que se ha transformado en una “extensión del artista” y lo que más le ha gustado desde este trabajo ha sido poder ser ese ente que le da la posibilidad a quien está sobre el escenario de mirarse desde otra perspectiva. “Quizás también en otras partes, cuando estamos en los trayectos, de viaje, antes de salir al escenario o después, las emociones, todas esas cosas. Siempre me ha gustado lo documental y lo de registrar”, comenta y añade que “lo que más me gusta es eso, hacer memoria, que sea una memoria colectiva”.

En cuanto al proceso creativo de sus composiciones tanto en la fotografía de espectáculo como las sesiones de fotos que le ha hecho a artistas como Gepe, Francisca Valenzuela, Tiare Galaz, Natisú, entre otros, Valentina no se presiona así misma y trabaja desde lo genuino.

Todo parte desde su propio proyecto sin tener que forzar esas instancias creativas. “Siento que siempre recurro a mi biblioteca visual, intento estar todo el tiempo pendiente de mi alrededor, disfruto mucho lo cotidiano y cuando tengo tiempo de ocio una de las cosas que más me gusta, por ejemplo, es la luz cálida de los atardeceres, quedarme abajo de esa luz y estar escuchando música. Me conecto con mi interior y pienso en cosas que puedo hacer o crear. Estos artistas son parte de mi playlist diaria y siempre van a estar ahí resonando. Me gusta pensar que la gente va a ver que el artista no solamente se sube con su guitarra o lo que sea que haga a escenario, sino que es más, es un personaje y eso va en mi proceso creativo”, explica.

En cuanto a las diferentes áreas de la fotografía en la que le ha tocado ejercer comenta que no se casa con ninguna, puesto que le encantan los desafíos y no le gusta quedarse en su zona de confort. “Si el día de mañana me dicen que tengo que escribir un libro, por ejemplo, o me ofrecen eso, te juro que lo hago porque encuentro muy entretenido estar aprendiendo y salir de esa línea de confort en la que uno está y que a todos les gusta. A todos nos gusta que les guste nuestro trabajo, pero sorprender con algo nuevo o sorprenderse a una misma, que es lo más importante, lo encuentro bacán. Esa versatilidad no me va a frenar nunca. Nunca me voy a quedar quieta y no me caso con nada, soy una poliamorosa del arte”.

No todo es color de rosa

En una profesión que históricamente ha sido ejercida por hombres, al menos en la escena musical chilena, los tratos y el reconocimiento ha sido la parte difícil de todo esto. “Estamos en un siglo en el que todo es super visual, todos estamos conectados siempre a internet, al instagram y tu imagen es super importante y esa imagen la hacemos personas como nosotras, entonces, creo que eso falta, que nos den un lugar, un espacio, nuestros derechos y eso sería bacán. Uno soporta malos tratos, empujones por obtener la mejor foto, andar cargada con tu equipo y también que seas una mujer con la cámara en el cuello”.

Estamos a 2019 y aún existen los prejuicios frente a las fotógrafas, sobre todo de conciertos, porque es en trinchera, ese espacio que hay entre el escenario y las vallas, donde afloran las dudas de los colegas y el machismo. “Frente a esas cosas luchamos y damos cara igual y decimos acá está la foto, que hable por mí”, añade Valentina.

Ella se toma esto intentando ser lo más abierta y buena onda posible, siempre demostrando que no intenta quitarle la pega a nadie, que todos suman. Por suerte, en esta generación de fotógrafas ya son más mujeres y existe una apertura y generosidad entre ellas que según la Vale a los hombres los intimida. “Ahora, estoy abarcando todo esto con seguridad y yo sé lo que valgo, lo que no me pasaba en el 2016 por ejemplo, que una vez un fotógrafo me dijo <<y con ese equipo de mierda vienes a trabajar>>, entonces en ese tipo de cosas intento pararme a dar lecciones, pero me están observando, porque estamos dando de qué hablar. Siento que ya hay un ambiente de que nos vinimos a quedar y nadie nos va a sacar de acá, las discriminaciones son difíciles y eso es lo que intentan hacer aplacarnos, pero cada vez hay más chicas y más bacanes y ya estamos instaladísimas”.  

Cuando la “Valpa” empezó a sacar fotos sintió que todo tenía sentido porque tenía su propio discurso y no sabía cómo expresarlo, por lo que la cámara llegó a ser esa herramienta que necesitaba. Ahora que está trabajando netamente en la música, busca hacer activismo a través de lo que hace. “Me siento super responsable en visibilizar el apoyo entre nosotras y dar seguridad a aquellas chicas que no la tienen. Desde mi vereda, es lo que me mueve, por eso siempre hago visible a todas las chicas que trabajan conmigo”, comenta y añade: “Todo este activismo es el que me da fortaleza y me inspira, me gustaría estar siempre cuestionando esto y que tome importancia porque qué fome hacer una foto vacía, mejor hacer algo con contenido, cambiemos y rompamos esquemas y todo lo que estaba estipulado antes, borrarlo”.

En cuanto a su criterio a la hora de trabajar con artistas y todo el revuelo que ha causado el tema de las bandas nacionales partícipes de episodios de abuso, Valentina cree que lo mejor es desvincularse. “Aunque lo hice tardíamente -al seguir trabajando con Planeta No- uno aprende que por más que te guste una obra de alguien que esté cancelado, lo mejor es no apañar más. Es importante la disposición con la que se hablen estos temas y en la música falta mucho, está el ego de por medio, pero yo creo que hay que tomar posición y eso es lo que hago por mi parte como artista.

Respecto a lo que queda de año y el futuro, Valentina Palavecino sigue trabajando en su proyecto llamado “El artista está presente” en el que ha registrado a diferentes cantantes de la escena musical actual, en sesiones de fotos apoyadas por María José Tapia en la dirección de arte y la maquilladora Javiera Díaz. El fotolibro estaba pensando para ser lanzado este año, pero por tiempo y trabajos en paralelo no se llevó a cabo. “Esa es mi joyita, pero también tengo en mente y están ahí algunos proyectos que nos anduvieron ofreciendo junto a la María José, como un libro sobre nuestros procesos creativos, ese sería un registro muy bonito que esperamos que salga”, añade.

“También me gustaría hacer fanzines o un libro con mis polaroids, me gusta mucho indagar en lo análogo y en los distintos soportes que te puede dar la fotografía en general, así que siento que eso es como una unión de espacio-tiempo súper interesante”, comenta. Tampoco quiere parar de hacer fotos en concierto y trabajar con artistas nuevos. “Siempre digo que cuando venga Rosalía que me lleve”, agrega.

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