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10 Covers chilenos para seguir tomando terremoto

24 . 09 . 2018, 1:56 pm

Acaban de pasar las vilipendiadas fiestas patrias, en la que ya ni sabemos qué celebramos, pero cuyos feriados siempre son una buena excusa para inclinar el codo hacia el mentón – no para eso, mal pensados- y bailar cueca como Karla Rubilar y Sebastián Piñera -muerte a la cueca institucional; viva la originaria-. Por eso, […]

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Acaban de pasar las vilipendiadas fiestas patrias, en la que ya ni sabemos qué celebramos, pero cuyos feriados siempre son una buena excusa para inclinar el codo hacia el mentón – no para eso, mal pensados- y bailar cueca como Karla Rubilar y Sebastián Piñera -muerte a la cueca institucional; viva la originaria-.

Por eso, para no perder las frecuencias fiesteras, hemos escogido los mejores covers de canciones chilenas hechas por chilenos. Con mejor me refiero a las que nos -me- gustan más, porque la objetividad no existe, aunque CNN les quiere vender la mula.

Por: Melomanito SNOB

1: Plegaria a un Labrado – Cecilia

Pese a que la Nueva Canción Chilena vapuleó cada vez que pudo el nulo compromiso social de la Nueva Ola, en el arranque de los setenta, cuando Chile respiraba los aires de la revolución con sabor a vino tinto y empaná, Cecilia -la incomparable- incluyó en su cuarto disco una versión progresiva de “Plegaria a un labrado”, original de Víctor Jara.

La canción se moldeó bajo los arreglos del -tío- Valentín Trujillo e incluyó hasta un teclado sicodélico, que por esos años popularizaban bandas como Los Ángeles Negros, Capablanca y Los Golpes. Una versión bien alejada del trabajo que hasta ese momento había realizado la tomecina. Ese disco, aparte de la canción de Jara, sumó “Gracias a la vida” de Violeta Parra; Cecilia es una rockera por antonomasia.

2: A la Mar fui por Naranjas  – Niña Tormenta

Héctor Pavez fue un multifacético músico chileno que, al símil de Violeta Parra y Margot Loyola- recopiló la sonoridad del campo chileno. Entre estas melodías destaca “A la mar fui por naranjas”, una canción que es cantada en toda América. La melancolía de esta obra cayó de cajón en los corales sonoros de Tiare Galaz, conocida artísticamente como Niña Tormenta. La sinceridad de esta versión en ukelele logra despertar las emociones y mantener el legado de la música chilena.

3: Romance de Barco y Junco – Los Ángeles Negros

De los poemas del vate rancagüino Óscar Castro se extrajo “Romance de barco y junco” que popularizaron Los Cuatro de Chile en los albores de los setenta. Esta canción que a esta altura es parte de la banda sonora de la historia chilena, fue reversionada por Los Ángeles Negros antes que Germaín de la Fuente arrancara de la banda. Esta versión sicodélica, en la que brilla por si sola la voz de Germaín, eriza los pelos. Los quiebres típicos de los sancarlinos y el teclado marcan un sello que se diferencia totalmente de la versión original. Un trabajo magistral de Los Ángeles Negros y que está en excelente calidad en Spotify.

4: Adolfo, Benito, Augusto, Toribio – Sinergia

La banda de jazz fusión chilena Fulano -no confundir con Fulanito- no tienen la fama que merece en la juventud actual. Sin embargo, hace una década, una de sus canciones se coló en las listas que musicalizaron los eternos viajes en micro amarilla en los walkman y reproductores de mp3 de le época. Sinergia, los creadores del metal-pájaro, lanzaron en 2005 un EP que acumuló entre sus cuatro canciones “Adolfo, Benito, Augusto, Toribio”, una canción de Fulano que situaba en el mismo púlpito a dictadores europeos y chilenos. Se podría considerar la continuación de “La batea” de Quilapayún. Seguramente los puristas de Fulano arrugaron el ceño cuando escucharon la versión de Sinergia, pero no se discute que es una gran propuesta musical y, al mismo tiempo, un resorte para que los más jóvenes -en los 2000- conocieran a Fulano. P.D.: Pinochet aprendió inglés en la academia de canto de Luis Jara.

5: Esta es para hacerte feliz – Américo

Con el paso de los años, la música de Jorge González se ha valorizado. Sus discos solistas fueron sacados del polvo y reproducidos en fiestas y encuentros sociales. ¡Justicia divina! La primera pista del primer disco solista de Jorge González de 1993, tras abandonar Los Prisioneros, fue “Esta es para hacerte feliz”. Una canción que nos invita a todos a bailar, algo que ya venía haciendo con Los Prisioneros -”Noche en la ciudad”-. Más de dos décadas después, Américo, conocido mundialmente por ser el ex líder del Grupo Alegría, hizo una versión de este bailable. Américo mantuvo la alegría y el saxofón tomó un dulce protagonismo que nos ayudará a continuar bailando por veinte años más esta canción.

6: Joven – De Kiruza

Juan Antonio Labra, el Michael Jackson chileno, desató la locura en las discos chilenas de fines de los ochenta con sus pasos de baile y su potente voz que lo llevó a ser conocido como “garganta biónica”. Aunque la carrera del sanmiguelino fue corta, sus canciones trascendieron. Como “Joven”, que versionó los versátiles de De Kiruza. El tema calzó perfecto con los sonidos de la banda compuesta por los hermanos Foncea. Mantiene el espíritu e incluso le aumentó la frescura y los beats. Te queremos Juan Antonio Labra, incluso con tu cover de “Casamiento de negros”.

7: Noticiero Crónico – Los Miserables

Óscar Andrade fue un cantante que irrumpió en plena dictadura con mensajes contra la sociedad de consumo y los medios de comunicación. En esas obras apareció “Noticiero crónico”, un verdadero poema que se burla del sensacionismo y la frivolidad de la televisión. Este himno lo tomó Los Miserables y en una versión punk la incluyó en su disco tributo “La voz del pueblo”. Aunque suena más potente, la nostalgia y violencia se comparte con la original. Los de El Bosque hasta le agregaron la icónica cortina de la radio Cooperativa, un sonido característico de la dictadura.

8: Estrechez de Corazón – Adrián y los Dados Negros

Sí. Aunque nuestro querido Adrián César Chauque es argentino, su aporte al legado tropical en Chile le permite ser parte de esta lista. En 1992 publicó “Aguante”, un disco que en el arranque del lado b del casete y del vinilo -sí, fue publicado también en vinilo- incluyó “Estrechez de corazón”, uno de los sencillos del “Corazones” de Los Prisioneros -el Artaud chileno-. El éxito de la versión cumbiera impulsó a que en Chile, un año más tarde, Sony Chile publicara en casete este álbum con el nombre “Estrechez de corazón”. ¡Te queremos, Adrián. Gracias por tanto, perdón por tan poco!

9: Prisionera – Villa Cariño

Los ex reyes de las fiestas universitarias, que fueron reemplazados por los compañeros de clase Moral Distraída, incluyeron en el disco “15ero” de 2010 el temazo “Prisionera” del gran maestro Zalo Reyes. La melodía cambió los lentos sonidos de la empalagosa balada por el cencerro y bronces electrónicos característicos del mundo tropical. Aunque suena casi a una cumbia de salón, no vamos a negar que es una gran versión del temón del Gorrión de Conchalí. Esta sirvió para acercar al cantante que era parte del inventario de Sábado Gigante a las nuevas generaciones. El disco de Villa Cariño fue un éxito de ventas en la extinta Feria Mix -un lugar donde se vendían discos físicos, millennials-. ¿Michelle Bachelet bailará esta cumbia en las fiestas familiares?

10: Anticueca N° 2 – Pentagram

Violeta es la primera rockera de Chile, decían unos amigos. Y esa afirmación no es descabellada. Entre el vasto repertorio de la Violeta, se suman varias obras que coquetean con lo progresivo, entre ellas las anticuecas, una desconstrucción de las cuecas que incluso despertó la curiosidad de la academia musical de la época. También se nota la influencia de su hermano, Nicanor, que en los sesenta ya era conocido por sus antipoesías y que años después continuaría transformando la lírica con sus ecopoemas. Una de las bandas de thrash metal más importantes de Chile, Pentagram, tomó la Anticueca N°2, y cocinaron una versión metal que, pese a llevar guitarras eléctricas y un doble pedal, mantiene el espíritu transgresor de Violeta Parra. Gracias Anton Reisenegger por este regalo metalero, aunque igual nos caen un poco más los metaleros, los proselitistas de la música -como los raperos del metro-.

 

Menciones especiales a las versiones de “Gracias a la vida” de Luis Jara, Dj Méndez y María José Quintanilla.

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