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IGOR: el disco soul de Tyler, the Creator

22 . 05 . 2019, 12:52 am

Ya lo decíamos el viernes: ¡paren todo!, llegó IGOR, el sexto álbum del artista de moda número uno, Tyler, the Creator. Y digo sexto porque el mismo Tyler se ha encargado de meter su primera mixtape Bastard (2009) en su discografía oficial. Partamos con los puntos sobre las íes. Tyler Okonma debe ser uno de […]

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Ya lo decíamos el viernes: ¡paren todo!, llegó IGOR, el sexto álbum del artista de moda número uno, Tyler, the Creator. Y digo sexto porque el mismo Tyler se ha encargado de meter su primera mixtape Bastard (2009) en su discografía oficial.

Partamos con los puntos sobre las íes. Tyler Okonma debe ser uno de los artistas más interesantes de los últimos años.  Y no digo “rapero” porque una de sus cualidades es precisamente esa: ha sabido adentrarse en otros géneros de la música negra como el R&B y el soul mucho más allá del coqueteo de los samples y de los coros. Ha logrado hacer de su música un híbrido que camina entre el soul y el hip hop sin comprometerse con ninguno de los dos.

Ya en su anterior entrega, Flower Boy (2017), Okonma había logrado llegar al público masivo con Boredom o See You Again. El disco logró meterse en todas las listas de fin de año e incluso recibió una nominación al Grammy al mejor disco de rap, que perdió -más por nombre que por calidad- con el DAMN de Kendrick Lamar. Acuérdense en cinco años cuando miren para atrás y piensen en qué disco influyó más en la estética y dirección del género.

IGOR viene a reforzar esa dirección. Tyler se tira a la piscina con cuarenta minutos eclécticos, llenos de cambios, coros memorables y, como cualquier salto al vacío, algunos pasos en falso.

Primera advertencia: audífonos. Las frecuencias altas tienden a perderse y a pesar de que Tyler es de los mejores productores de la década, evidentemente no trabajó el sonido de IGOR para ser reproducido en parlantes. A menos que tengas unos parlantes de doscientas lucas con sonido envolvente.

Y es precisamente en cuanto a la producción en donde parten los peros. A pesar de que en general es un disco que suena genial, muchas de las voces pueden incomodar -y no en un buen sentido- el oído. Como la de Lil Uzi Vert en IGOR’S THEME. No me imagino la situación en que le decís al loco que la toma le quedó buena. Si hasta después entra la Solange a hacer armonías. Como pa arreglar la hueá.

Cacha, primer tema del disco y ya tienes dos colaboraciones de la talla de Lil Uzi Vert y Solange. Y aún así el tema es irrelevante. Y así, IGOR está lleno de buenas ideas/intenciones contrastadas por malas ideas.

El tema de cierre, ARE WE STILL FRIENDS?, resume a la perfección el disco. El sampleo de Dream le da una reinterpretación espléndida al clásico de Al Green, hasta que al segundo 47 se pega ese quiebre innecesario en el “I’ve got to-know”. ¿Por qué chucha me cortái una base que estaba fluyendo tan bien? BITCH DON’T KILL MY VIBE. ¿Y el sampleo de la guitarra acústica? Horrible. ¿Los “long ago, long ago, long ago” que suenan de fondo? Pulentos, te ponen la piel de gallina. ¿El puente instrumental de la mitad del tema? ¿Pa’ qué? ¿El “I don’t wanna end this season on a bad episode, nigga”? Tremendo.

IGOR es una montaña rusa de sensaciones. En un momento decís “puta la hueá bien hecha” y después decís “puta la hueá mal pensada”. El combo PUPPETWHAT’S GOOD es de los momentos bacanes. El primero, un viaje psicodélico etéreo con la colaboración del gigante Kanye West, y el segundo la contraparte agresiva, con Tyler rapeando -por fin- y con un beat angular influenciado directamente por el Kanye del Yeezus. El inicio del disco, por otra parte es más bien insípido. Entre IGOR’S THEME, EARFQUAKE y I THINK no hacen un momento interesante.

Eso sí, está lleno de soul por todos lados. En los miles de coros de EARFQUAKE y en ARE WE STILL FRIENDS?. En A BOY IS A GUN -mi favorita- está en los excelentes sampleos de Bound y RUNNING OUT OF TIME es derechamente neo-soul.

En GONE GONE / THANK YOU tenemos de nuevo la voz Tyler disfrazada tras kilos de maquillaje como en EARFQUAKE, y es que IGOR es así, este personaje abstracto que juega en las líneas que separan los géneros. Y así como la estética visual del disco estará cargado de colores fuertes y las pelucas de Tyler, así es la música. A simple oído jamás vay a cachar que es Cee Lo Green el que canta los altísimos coros de GONE GONE. Los discos ya no se consumen físicamente, pero genius va a ser una especie de libreto esencial para entender qué chucha está pasando en cada uno de los doce temas de IGOR. Si el hip hop siempre fue una oda a la intertextualidad, esta década es la oda al hipervínculo.

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