Nicolás Sánchez y el secreto detrás de “La hoguera”
27 . 09 . 2021, 4:02 pm
En este Descubre, hablamos del cantautor porteño Nicolás Sánchez y su vida en la música.
Por Javi Castro
Sábado al medio día, cada uno en su hogar conectados por la plataforma digital. Así conversamos con el cantautor nacional Nicolás Sánchez, dueño de muchos secretos del pasado, presente y futuro, que reveló para este Descubre.
Conocido en el círculo musical de la quinta región, Nicolás Sánchez y la música tienen una relación que va mucho más lejos de lo tangible, esta última lo acompaña desde su nacimiento.
“La primera vez que veo una guitarra fue gracias a mi mamá, que siempre la llevaba a reuniones con amigos. Salíamos a ver amigos y todo esto giraba en torno a la zamba argentina, Violeta Parra, al folclor. La música tuvo un tinte de entretención, de algo que llenaba. Ahí me fue picando el bichito de yo también quiero esto, también quiero tocar”, cuenta.
Un camino marcado por la herencia y la responsabilidad
Sobrino de dos integrantes de Tiempo Nuevo, reconocido grupo de la nueva canción chilena, Nicolás dice estar consciente de su origen musical:
“Lo familiar pesa, no solo con mi mamá, sino que también por mis dos tíos. Me acuerdo de estar en la mesa conversando y mi tío me dice mira, en la silla que estás tú estuvo sentado Víctor Jara, entonces bacán tener esa responsabilidad, porque ellos terminaron aquí en Chile el ’73. Por lo mismo el cambio de nombre, yo no me llamo Nicolás Sánchez, en realidad soy Nicolás Donoso y adopto este nombre artístico por este legado que debe trascender de generación en generación. De canción con consecuencia, yo creo. Esto que decía Víctor, por él canto con sentido y razón. Creo que por ahí va el legado y espero estar cumpliéndolo”.
Con eso en mente, nos embarcamos hacia los primeros pasos de Sánchez con la música. Nos contó sobre sus comienzos con el teclado, sacando melodías, y que no fue hasta los doce años que tocó la guitarra por primera vez. “No la entendía”, explica. Autodidacta, Nicolás experimentó los ochenta a su manera: “Cuando tomé la guitarra y comencé a practicar encontré unas hojas muy antiguas que eran de mi mamá, en las que mi tío le había escrito todos los acordes, todas las posturas, etc. Ahora lo particular que tenían es que en la guitarra estaba dibujado el mástil y los acordes eran un timbre. Era divertido, muy ordenadito y ahí empecé, mirando y sacando otros acordes por internet, comprándome cancioneros de mis grupos favoritos de esa época, esa onda muy ochentera, pero en los 2000”.
Mi secreto chileno
Cuesta imaginar un mundo sin redes sociales o sin conexión de internet tan a la mano, sin embargo, fue en un entorno así en que se gestó “Mi secreto chileno”, el primer disco de Sánchez.
Publicado el 2011, el nombre de la placa se debe a la herencia musical de sus tíos:
Cuando tu abres el disco hay un escrito para ambos tíos, de decirles “este es mi secreto chileno”. No lo tomo en el sentido patriótico, sino como algo que salió, que tuvo que exiliarse y que fue una bandera de lucha, el ser chileno en esos tiempos. Yo no supe hasta grande entre los diez o doce años no sabía de mis tíos, por eso el nombre, porque para mí era un secreto.
Sin embargo, su primera canción no tenía esta responsabilidad en sus líneas:
Empecé a crear canciones no teniendo ese bichito, sino que me había enamorado, me gustaba una niña y quería hacerle una canción. La hice en el colegio, durante tercero medio en un recreo, y en ese entonces no tenía nada para grabar, por lo que me pasé todo consejo de curso tocando y repitiendo para después llegar a la casa y poder registrarla para no olvidarla. De hecho, es la segunda canción de «Mi secreto chileno», “Ven a volar”.
Repitiendo la fórmula llegaron “Caminemos”, “Aquí” y “Zamba del dolor”, la tercera, cuarta y quinta canción de “Mi secreto chileno”, todas relacionadas al amor. No fue hasta el 2006 que Sánchez pasaría a las canciones con temática social, en plena revolución pingüina. Los versos llegaron a él, al igual que el sentido de la canción.
“Me topé con el concierto de Víctor Jara en Lima, está en YouTube, ahí dice: los cantantes que nos llaman de protesta lo único que hacemos es cantarle al amor, todo se traduce en cantarle al amor; de una pareja, tu esposa, a los hijos, al trabajo, a tu tierra, a tu patria, y a todos los tipos de amor. Entonces claro, yo le tomo mucho sentido y si yo le estoy cantando a una demanda social, por ejemplo, es un canto de amor”, cuenta Sánchez.
Así llega la primera canción de “Mi secreto chileno”: “Para comenzar”, canción contestataria influenciada por dos exponentes, Silvio Rodríguez y Alejandro Filio, “es ahí que junto un cúmulo de canciones y grabo en el estudio”, cuenta.
Segundo disco y un plotwist
Con ganas de más, el trabajo de un segundo larga duración fue inmediato. En pleno 2011 Sánchez entró a estudiar en la Escuela Moderna. “Como estudiaba composición, tenía muchas canciones, muchos estilos nuevos que nunca había compuesto y dije: esto lo voy a hacer un disco. Comencé a grabar, pero no me dio el tiempo. Cuando se estudia música sólo se estudia música, eso nunca lo pude hacer, nunca pude darle el tiempo que merecía una carrera musical”, confiesa.
Un nuevo disco que demoró diez años en ver la luz, un período de tiempo en el que hubo muchos cambios. Para sacar “Hoguera” tuvo que aprender muchas cosas, entre otras, a usar las redes sociales por ejemplo.
Detenido por un tiempo, una gran motivación para la llegada del segundo disco fue el reencanto con “Mi secreto chileno”.
Hubo un momento en el que escuché “Mi secreto chileno” y dije “es el mejor disco que voy a hacer en mi vida”. Luego repetí el ejercicio meses o años después y me cargaba, me aparté de él, lo negaba. No fue hasta el 2015 que entendí que por algo los discos se llaman álbum, porque son fotografías del momento, tengo que querer esa fotografía por lo que fue, si quiero cambiar algo para eso están las presentaciones en vivo.
Un proceso casi psicomágico, que lo llevó a resubir el disco a todas las plataformas e incluso publicar una sesión en vivo de este en Bandcamp.
“Hoguera” es el trabajo más reciente del cantautor nacional, publicado en marzo de este año. El larga duración fue producido por Diego Peralta y su arte estuvo en manos de Marcela Bahamondes. Once canciones que nos reúnen frente al fuego, en ese calor de mantenernos unidos.
Sin embargo, “Hoguera” no era el plan original: el 2017 comencé el proceso de grabación del segundo disco, pero no es el que se publicó. Ante la sorpresa, comienza la explicación: gran amigo del músico nacional Diego Peralta, éste lo invita a grabar en su home estudio. Sánchez accedió, con la idea de grabar canciones que no irían en el disco, eran unos temas sueltos que no iban a ir, entonces dije podría grabar esto y tenerlo bien grabadito, pero guardado para un futuro.
El vuelco se dio cuando Peralta no sólo graba las canciones, sino que también las produce dándole un tinte más rock a sus baladas.
El Guille (Arancibia), que me estaba produciendo el segundo disco, me dice “oye caché que estabas grabando con el Diego, te recomiendo ir con ese primero”, y yo escucho a mis amigos jaja.
Sin ánimos de repetir la historia, el tercer disco producido por Guille Arancibia está más cerca de lo que se piensa, pero hay un intermedio. En este semestre, Nicolás planea liberar un EP hermano de “Hoguera”, con cuatro canciones para despedir el álbum. Un cierre simbólico.
Pandemia, paternidad y futuro
El 2020 cambió muchos planes. Para Nicolás Sánchez significó retrasar un año más el lanzamiento de su segundo disco:
“Hoguera” estaba listo en enero de ese año. En febrero liberé el primer single “Vida al mar” y aún no pasaba nada, o no le tomamos el peso. Luego en abril saqué “Sol de abril” con la esperanza de que fuera a bajar (la pandemia). Pensé en liberar más singles pero no, porque iba a terminar sacando el disco completo por goteras. Esperé un poco más y en marzo lo publiqué, pensé “después veo si puedo hacer un lanzamiento presencial”.
Un lanzamiento en las plataformas digitales que incluyó un envivo de Instagram que jamás imaginó.
Con los cambios tecnológicos y sanitarios, el 2019 hubo un remezón en la vida de Nicolás: en abril de ese año llegó a su vida Sofía, su hija e inspiración detrás de “Sol de abril”. Entre bromas, dice que la escribió porque se negaba a dedicar “Milagro de abril”, pero la historia va más allá de eso.
“Con el Diego surgió la idea de incluir una bachata en el disco, que hubiera algo interesante o novedoso. Intentamos dos cosas, hacer “La vida en un instante” del Diego, pero no nos gustó. Luego probamos con una mía, pero tampoco”. Así comienza su viaje tropical y el 18 de octubre del 2019 nace “Sol de abril”.
Fueron muchas experiencias juntas, porque nunca había escrito una bachata y menos una canción para una hija, porque no tenía una, entonces todo nuevo. Más encima con todo lo que estaba pasando… de hecho hay un verso: “que sepas qué pasó el día que te escribí/que el país cambiaba de sentido para ti”, es bonito porque se crea esta imagen de decirle “mira, hice una canción y el país estaba cambiando, despertando, para que tú lo vieras como algo nuevo”.
Sin influenciar directamente otros procesos, la llegada de Sofi ha tenido otro protagonismo en la vida del cantautor. “La Sofi me ordenó en muchos sentidos, por ejemplo, sé lo que tengo que hacer mañana”, señala entre risas.
Al preguntarle sobre heredar la música dice: “He aprendido que los procesos son personales y no porque sea mi hija voy a presionarla. Ella no es mi propiedad así que no le interfiero sus gustos. Eso sí, reconoce mi voz por ejemplo, cuando suena en la radio, reconoce instrumentos, sabe como se toma una guitarra. Entonces tampoco me dio la oportunidad para decir pucha”.
Entre risas por su comentario, pasamos a la última pregunta: ¿Qué le espera a Nicolás Sánchez? Nos cuenta que entre sus proyectos más cercanos está sacar el EP y comenzar los preparativos para el tercer disco. A ello le suma terminar la pedagogía, trabajo que desempeña hace algunos años y planea seguir haciendo.
